La Iglesia fue en cierta medida impulsora de la vida social. El poco tiempo libre del que disponía el trabajador de la época lo empleaba entre otras cosas en asistir a misa con su familia y así poder reunirse con sus amistades. Esta capilla, construida en los años 40, ha sido uno de los principales puntos de encuentro de los vecinos de la localidad durante décadas.

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También acudían a ella casi a diario los hijos de los trabajadores. Antes de comenzar las clases en el vecino colegio de La Salle, escuchaban misa y confesaban sus "pecados", aunque, muy de vez en cuando la capilla se convertía en lugar de celebración de juegos, pequeñas fiestas y sesiones de cine tan ansiadas por los estudiantes.

En relación con su arquitectura, la portada de la capilla es neorrománica, con arco de medio punto y capiteles tallados. Adornan su interior unas espectaculares vidrieras que dotan de un magnífico colorido al interior. Las vitrinas exhiben objetos cotidianos para celebrar misa, escapularios y medallas de cada una de las congregaciones a las que sólo unos pocos elegidos podían pertenecer, guardan con recelo una pequeña joya: uno de los primeros misales en euskara, concretamente de 1761.

Todo visitante podrá comprobar las costumbres y usos religiosos de un pasado no tan lejano acercándose a la capilla donde los medios audiovisuales representan un retazo de la vida cotidiana de la historia de Legazpi.

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